domingo, 6 de mayo de 2012


Mi confrontación con la docencia.



Estudié la Licenciatura en Artes Visuales en la UNAM egresando en 1984, Me dediqué al diseño comercial de imágenes, al grabado en madera, al estampado y a la fotografía en diversas empresas privadas así como realizando obra plástica de índole personal. Por invitación de un familiar colaboré en la fundación de una escuela secundaria en mi comunidad, siendo éste el primer contacto con la enseñanza.


Algunos años después tuve la oportunidad de ingresar al Nivel Medio Superior invitado por compañeros directivos con quienes mantenía una estrecha amistad por acudir a eventos de clausura con mi participación artística, ahí pude percatarme de la respuesta positiva de los estudiantes para con las interpretaciones étnicas que ejecutaba; esta fue mi mayor motivación para el cambio de nivel puesto que además se conjugo la búsqueda de una persona con un perfil similar al mío y con documentos que avalaran dicha preparación.


           Después de casi 25 años de ser docente, mis reflexiones y sentimientos en relación al ser docente se han construido, reconstruido y transformado cada día. Hoy puedo afirmar que la actividad docente está llena de vicisitudes y sin embargo es una actividad integralmente enriquecedora. En el transcurrir de los años he visto pasar a un sinnúmero de estudiantes, cada uno con problemáticas distintas en etapas y épocas de vida diferente; así mismo me he enfrentado a diversos estilos de enseñanza que me han conducido en un primer momento a la actualización, posteriormente a la reconstrucción de mis acciones en el aula.


            El tiempo aconteció vertiginosamente, pues a pesar de tantos años de trabajo, nunca me he sentido desmotivado, esta actividad resulta vivificante, transformadora, generadora de ideas y propuestas, sin embargo esta afirmación es construida gradualmente y con altibajos ¿Por qué afirmo esto?... al no ser la docencia mi carrera de formación inicial, cada fracaso en el aula me invitó a investigar e implementar herramientas que me permitieron sobrevivir y no declinar en momentos críticos intrínsecos de esta tarea.


            Por tanto, ser docente en educación media superior, ha significado para mí una humilde pero importante contribución  de ayuda, apoyo y compañía positiva hacia un sector de la población, la de los estudiantes quienes experimentan un momento importante de transición que va de la adolescencia a la adultez, y en quienes he propiciado el fortalecimiento de  herramientas culturales, así como la expresión de emociones y sentimientos; todo ello para lograr la sensibilización de un ser humano en formación quien con estas características tendrá un papel importante en la sociedad.


Me es satisfactorio reconocer que después de muchas generaciones he recibido testimonios de recuerdos positivos de mi clase; varios alumnos han elegido mi carrera de origen, y aún el contacto actual con ellos me posibilita corroborar que han concluido sus estudios y ahora son nuevos formadores de generaciones en el arte. Mas no todo es así, si realizo una introspección, percibo varias frustraciones, fracasos y desengaños en este caminar educativo, pues en muchos casos el conformismo y la apatía me limitaron impidiendo la requerida y vital transformación en el momento histórico adecuado.
 

           Solo los años, me han hecho reconocer ésta deficiencia formativa y de actitud personal, el cursar esta especialidad me pone frente a un reto: un cambio de actitud, de renovación, de actualización y abordaje del conocimiento desde diversas áreas y canales. Ser nuevamente estudiante y tener como elemento intermediario a una computadora no ha sido fácil, sin embargo dedico cada día tiempo para el trabajo académico con mis estudiantes y ahora formativo conmigo, porque nosotros “Docentes” necesitamos capacitarnos y actualizarnos día con día.


          Esta especialidad me ha enfrentado a mí mismo, me ha dado la posibilidad de conocer problemáticas de enseñanza en otras latitudes geográficas del país, convivir e intercambiar ideas con colegas que de no ser de esta forma jamás hubiera conocido, superar en la medida de lo posible mi analfabetismo tecnológico y tomar conciencia de sus importantes posibilidades, dialogar con mis tutores e invertir el rol de profesor a estudiante, realizar un esfuerzo extra y adicional respecto al únicamente trabajar dos turnos, dilatar mi esfera cognitiva, cambiar mi enfoque pedagógico y finalmente disciplinarme a estas actividades.

Les adjunto una fotografía de un grupos con  quien trabajo, En esta toma celebraban el haber participado en un evento cívico en donde interpretaron cantos en lengua náhuatl,    

2 comentarios:

  1. Compañero Octavio:
    Me parece muy importante lo que comentas, sobre la docencia en sí, como una construcción gradual y con altibajos, porque finalmente es una actividad perfectible y sobre todo que no se debe ni debe declinar, porque solo de esta manera se aprende y enseña.

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  2. Hola Octavio.
    Retomo unas palabras suyas “en un primer momento la actualización y posteriormente a la reconstrucción en el aula” es la finalidad de la especialización, hemos hablado en los foros de la actualización pero esta no debe quedar en papel, sino en su implementación en el aula. El desarrollo de competencias en sus alumnos son observables, la estrategia ahora debe ser planificarlas para compartirlas.
    Saludos, Graciela.

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